viernes, 6 de agosto de 2010

ANDY WARHOL
 Hijo de emigrantes checos, inició sus estudios de arte en el Instituto Carnegie de Tecnología, entre 1945 y 1949. En este último año, ya establecido en Nueva York, comenzó su carrera como dibujante publicitario para diversas revistas como Vogue, Harper´s Bazaar, Seventeen y The New Yorker.


Al mismo tiempo pintó lienzos cuya temática se basaba en algún elemento o imagen del entorno cotidiano, de la publicidad o el cómic.Eliminó progresivamente de sus trabajos cualquier rasgo expresionista hasta reducir la obra a una repetición seriada de un elemento popular procedente de la cultura de masas, el mundo del consumo o los medios de comunicación.


Dicha evolución alcanzó su cota máxima de despersonalización en 1962, cuando pasó a utilizar como método de trabajo un proceso mecánico de serigrafía, mediante el cual reproducía sistemáticamente mitos de la sociedad contemporánea y cuyos ejemplos más representativos son las series dedicadas a Marilyn Monroe, Elvis Presley, Elizabeth Taylor o Mao Tse-tung, así como su célebre tratamiento de las latas de sopa Campbell, obras todas ellas realizadas durante la fructífera década de 1960.


Otra faceta destacada de su obra es su potentísima fuerza visual, que en buena parte procede de sus conocimientos sobre los mecanismos del medio publicitario. En 1963 creó la Factory, taller en el que se reunieron en torno a él numerosos personajes de la cultura underground neoyorquina. La frivolidad y la extravagancia que marcaron su modo de vida establecieron a la postre una línea coherente entre obra y trayectoria vital; su peculiar aspecto, andrógino y permanentemente tocado con un rubio flequillo característico, acabó por definir un nuevo icono: el artista mismo.


 
De hecho, fue uno de los primeros creadores en explotar conscientemente su imagen con objetivos autopromocionales; de ese modo, y mediante un proceso de identificación, adquirió a los ojos del público significaciones propias de un producto publicitario más. En 1963, inició una carrera cinematográfica basada en los mismos principios que su obra plástica (como la reiteración visual), de fuerte contenido sexual y erótico: Empire, Kiss, Chelsea girls. En una última etapa retornó a un formato más tradicional y rodó The love y Women in revolt.

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